El diablo en su cocina (De la columna negra y criminal)
Para ser sincero Marvel no es mi empresa favorita de comics,
pese a que en sus filas esté Spiderman y los X-Men. Y para ser aún más sincero,
a últimas fechas los superhéroes me desesperan. No veo la necesidad de
continuar la historia de un personaje del cual se ha contado casi todo. Sin
embargo, muchas veces llega a presentarse una reinvención que justifica las mil
y un insulsas batallas en los que se meten estos hombres y mujeres en leggins.
Daredevil inició, como muchos saben, siendo una fusión
(copia-plagio) de Spiderman y Batman. Proveniente de la pluma de Stan Lee y el
dibujo de Bill Everett, aunque algunos aseguran que el primer diseño fue del
Jack “Rey” Kirby. Con horrible traje amarillo, Daredevil, conocido gracias a
Delfina Fuentes como Diabólico, el héroe de Hell’s Kitchen, pasaría sin pena ni
gloria durante años. Sería en los ochentas, cuando el personaje tomaría un
nuevo aire y comenzaría volverse un héroe de leyenda con la llegada de la dupla
Frank Miller-David Mazzucchelli.
Miller lo dotó de los mejores rasgos del noir y Mazzucchelli
sabría llevar al comic la kinética de las películas brutales de los setentas.
La terrible cinta de 2003, protagonizada por Ben Affleck, acabaría con mucha de
su fama evitando que se volviera un héroe popular. Es hasta hace un par de años
que en el ambicioso programa de producción de Disney-Marvel que se decide
llevarlo a la pantalla pequeña de la mano de Netflix. El resultado es
inigualable. Las series provenientes de este canal de streaming tienden al
realismo. El mayor ejemplo es Bosch, de quien hablaremos en otra ocasión.
Además de tener un nivel de producción superior a la media.
El primer logro de Daredevil es alejarse del universo
chabacano de las películas de Marvel. No hay personajes graciosos, no hay
peleas absurdas, ni exceso de efectos especiales o monstruos indestructibles
que destruyen ciudades. Adiós a los trajes ridículos y la censura.
Steven S. DeKnight, su desarrollador, ya había trabajado en
Smallville, Buffy the Vampire Slayer y Angel, por lo que el universo del cómic
no era desconocido. Pero sin duda el logro es de entrada el casting, que cuenta
con Charlie Cox como Matt Murdock / Daredevil; la hermosa Deborah Ann Woll como
la inestable Karen Page; Elden Henson como Franklin “Foggy” Nelson, el mejor
amigo de Matt; Toby Leonard Moore como James Wesley, el ejecutor del Kingping;
Vondie Curtis-Hall como Ben Urich, el periodista comprometido, aquí siendo
negro, a diferencia de los comics; el veterano Bob Gunton como Leland Owlsley
el lavador de dinero; la guapa Ayelet Zurer como Vanessa Marianna, el interés
romántico de Fisk; la famosa Rosario Dawson como Claire Temple, romance efímero
de Matt; y el enorme Vincent D’Onofrio como Wilson Fisk. Todos y cada uno,
conocidos o no, brindan un personaje con el espíritu del cómic pero con un tono
realista.
En esta primera temporada se dan el tiempo de ir presentando
a los protagonistas y crearles orígenes que concuerden con el mundo podrido que
presentan. Además, integran al relato varias constantes del noir más puro: la
inmigración, el tráfico de drogas, las peleas de box compradas, los ajustes de
cuentas y las corporaciones policiacas corrompidas.
En suma, Daredevil sobresale de entre toda la fiebre
superheróica por su fina factura y sus historias realistas. El problema es que
dudo que continúe así. La programación de producciones de Marvel apunta a que
dentro de poco veremos a él y otros héroes destruyendo la ciudad bajo el nombre
de Los Defensores.
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