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Mostrando entradas de marzo, 2014

Hank

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Conocí a Charles Bukowski en el último año de la preparatoria cuando compré "Factótum" en una oscura librería del portal del centro en Tlaxcala. ¿Cómo llegó ahí?, aún no me lo explico. Sé hay libros que te buscan y este y yo nos hicimos amigos instantáneos. Lo leí camino a la escuela y no paré hasta verle fin. Luego llegaron más y más libros de él, ya sea robándolos en la Gandhi o de las casas de uno o dos personajes que sabría no los echarían en falta. ¿Quieres leer Bukowski?, me dijo una exnovia muy querida, y me regaló tres libros de él. Y así, no solamente comencé a engullirlo, sino a la gente de la que hablaba (Steinbeck, Fante, Cellin, Cummings, Hemingway). Cuando topé con su poema “El incendio de un sueño”* comencé a frecuentar bibliotecas. No me alcanzaba el dinero, ni las amistades ni los amores ni el cinismo para tener tantos libros. Bukowski me enseño a leer más que mis dos anteriores maestras de literatura; con todo y sus doctorados. El viejo me llenaba de p