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Mostrando entradas de octubre, 2013

Halloween 35 años después

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Fue en un duro otoño de 1985, si no mal recuerdo, que mediante una videocasetera instalada en un antiguo cuarto con techo de lámina que la casa paterna se convirtió en una sala de cine. En ese ingenio, previamente conectado a una enorme y estorbosa televisión de torreta, fue la primera vez que pude ver a ese ente sin rostro llamado Michael Mayers en Halloween .             La cinta estrenada el 25 Octubre de 1978 en Estados Unidos y que no pudo ser vista hasta diciembre del siguiente año en nuestro país, fue un pedido expreso del productor Moustapha Akkad a John Carpenter. El libanés le dijo que quería una película de un asesino de niñeras. El norteamericano se puso manos a la obra y comenzó a desarrollar un guion que acabaría dirigiendo y musicalizando –para abatir costos—  acompañado de su entonces esposa, Debra Hill y un grupo de amigos.             Su película retomaría la entonces reciente moda de los asesinos enmascarados provenientes del cine de terror italiano. Carpenter d

Transgresión y deseo

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La pornografía tiene como motivo principal motivo transgredir, más allá de su efecto excitador, la porno debe de contravenir las convenciones sociales para ser; por lo cual “es importante que los dominios del porno sigan siendo prohibidos.” Eso afirma Naief Yehya en su más reciente libro “Pornocultura”. Si bien antes ya había ahondado sobre el fenómeno en su anterior trabajo,  “Pornografía, Obsesión sexual y tecnología”, es en este que reflexiona sobre cómo lo antes prohibido, lo escondido, nos ha tomado por sorpresa y se ha metido poco a poco en nuestra vida cotidiana. En este extenso ensayo, Yehya hace un recorrido por aquellos primeros cómics que ayudaron a los veteranos de la Segunda Guerra a Mundial a paliar su dañada hombría ya que a su regreso las mujeres habían ocupado sus puestos de trabajo; por las películas de sexo duro filmadas en los sesenta en donde la mujer era sometida a oscuras perversiones y demás manifestaciones de la cultura popular en las que la transgresión, e

La seducción del inocente

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La anécdota de William Gaines, ex director y dueño de la editorial EC Comics, es conocida por los avezados en la cultura popular norteamericana. Durante el Macartismo las libertades individuales fueron reducidas al máximo por una moral puritana que censuraba desde el trabajo hasta los hábitos de consumo. Debido al éxito de los comics de su empresa, Gaines fue llamado a tribunales para que explicara porque gustaba de “seducir al inocente” a través de sus revistas. Gaines, burlón y sarcástico como era, dijo que él sólo producía revistas de buen gusto. “¿Una mujer sin cabeza también es de buen gusto?”, le espetó el senador Kefauver. “Sí, para un cómic de terror.” Respondió cínicamente. Los comics de la EC se volvieron un punto de referencia dentro del género y parte importante de la cultura popular norteamericana y por lo tanto de diversas partes del mundo. Muchos escritores e ilustradores aceptan como influencia las diversas revistas de la Entertaining Comics, Tales from the Crypt (Hi

La locura de la quietud

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Antes la provincia era vista como el lugar alejado de la locura y de la perdición de la gran ciudad. La bucólica provincia mexicana era vista como un regreso al origen y a lo mejor del ser humano. En la novela de Daniel Saldaña Paris, En medio de Extrañas víctimas, el interior de la república, el pueblo idealizado deja de serlo para convertirse en refugio de los locos, de los exiliados, de esos que no tuvieron pase para un lugar mejor. Rodrigo, el obsesivo y pertinaz monologuista con el que abre la historia, decide escapar de sus deberes refugiándose en Los Girasoles; indefinido sitio en el bajío, rodeado de pueblos azotados por el narco.             Al mismo tiempo Marcelo Valente, un dicharachero y enamoradizo académico español es conducido por el azar a compartir espacio con un enfebrecido burócrata universitario que lo llevará a conocer la más enloquecido teoría de la que será partícipe. En tercer plano, pero no menos importante, Richard Foret, el boxeador, poeta e intenso amant

Una película de...

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Siempre que pienso en un director de cine hago el símil con un jefe de cocina. Ambos tienen bajo su responsabilidad un equipo, deben de tener un alto grado de mando, mucho orden y una pericia desmedida para administrar recursos. No por nada cuando un buen menú llega a las mesas quien recibe las felicitaciones es el chef, en representación de todo su equipo.             En una película pasa algo similar, el guionista, el camarógrafo y los actores hacen todo lo posible por cumplir con su trabajo pero quien orquesta todos los esfuerzos es el director. O cuando menos eso pasa en una cinta de autor. El director impone su visión y eso se nota en toda su obra, no importa que dirija una cinta de misterio o un melodrama. Michael Haneke, por ejemplo, ha realizado su trabajo en diferentes países y con varios registros pero su visión pesimista ha sido siempre la misma. A esta firma se puede unir la de un Kubrick, un Guillermo del Toro o un Polansky. Ellos trabajan o trabajaron con diferentes el

Repaso rápido al Feratum

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El Feratum es uno de los festivales de terror que actualmente campean por el gusto de los fans alrededor del país. José Mujica Marins, Xe Do Caixao, comentó en su conferencia de prensa que “cuando un país va mal, el cine de terror va bien”. Lo cual no es extraño en el nuestro, ya que mientras se llena de cadáveres, reformas poco populares y destrozos ecológicos, los festivales de género comienzan a cundir, no así una producción cinematográfica que iguale a la de otros países. Actualmente contamos con varios:  Macabro , el primero y el más consolidado;  Mórbido , con severos problemas financieros luego de su cambio de sede;  Horros Fest  que más que un festival es un vil mercado que cobra 250 pesos por un autógrafo y 200 por una foto; además de pequeños como  Post mortem  en Aguascalientes,  Aurora  en Guanajuato, entre otros. Miguel Marín Colín director de Feratum desea consolidar en Tlalpujhua su proyecto y hacerlo como la respuesta mexicana a Sitges. Pese a las evidentes fallas

Racista, pero nada más poquito

Me acuerdo que una de las primeras cosas que aprendí cuando era niño fue que si un hombre de rasgos indígenas conducía un auto nuevo, yo debía saber que no podía ser suyo. “Seguro es el chofer o se lo robó”, completaba un familiar. Otra de las cosas que supe de inmediato es que había que casarse con una mujer blanca “para mejorar la raza”, porque hacerlo con una morena (“prieta” o “prietita”, para que suene menos feo) significaba condenar para siempre a nuestros hijos. Eran enseñanzas sencillas que uno iba acumulando, por ejemplo, que decirle a alguien por ofensa “pinche indio” estaba bien. También que para llamar la tención de un desconocido lo mejor era decirle, “güero”. Ah, y claro, la enseñanza más importante era que en México no éramos racistas porque aquí no había negros. Digo esto porque cuando posteé en las redes sociales el siguiente diálogo de la nueva película de Eugenio Derbez:  No se admiten devoluciones , me dijeron que lo había descontextualizado, que en realidad De