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Mostrando entradas de febrero, 2013

La letra con sangre entra

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Uno de los temas favoritos de los creadores es el escritor mismo. Las páginas de novelas y cuentos están pobladas por infinidad de escritores-asesinos, escritores-viajeros, escritores-galanes, escritores-exitosos y demás transformaciones de ejecutantes del oficio. El escritor y la escritura son un tema fundamental lo mismo en autores como Jorge Luis Borges que Stephen King. Luis Jorge Boone agrega su particular visón en un divertido libro de relatos llamado Largas filas de gente rara .             Boone, principalmente poeta, pero últimamente vertido a la prosa ha creado una serie de cuentos donde “pasa cuchillo” a infinidad de personajes que se dedican a la escritura. Hace uso de la primera persona para contar, a manera de mito, el desarrollo de un terrorista literario que piensa sólo un puñado de escritores deberían de sobrevivir y quemar el resto de libros que se han escrito; mezcla los tiempos para narrarnos la historia de un exitoso plagiario que viaja a Cuba para obten

Una era de fanzines y dillers

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Los noventa no eran tan malos, es más, a la distancia puedo decir que me gustaron mucho. Fueron intensos y tremendamente depresivos. Los noventas fueron como los sesenta pero al revés, decía Mark Dery. Redescubrimos las drogas sicotrópicas y utilizamos el sexo para paliar la soledad. Caminábamos por la vida como si el mundo se fuera acabar. El socialismo había muerto (o cuando menos eso nos dijeron los neoliberales); los religiosos violaban a los niños, como había sido durante siglos, sólo que ahora salían en las noticias y el Tratado de Libre Comercio inició justo con el levantamiento en Chiapas. La resaca de los ochentas nos había dejado cansados y sin muchos sueños a cuales atarnos. Por eso las drogas duras, el crack en botes de tkt, los ácidos venidos de Canadá y el sexo desganado se volvieron cosa de todos los días.             En aquel entonces tomaba un taller de cuento en un instituto de cultura. Perdonen que me torne autobiográfico pero es necesario. Mis compañeros, lo

Telerealidad

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¿Lo que pasa en la pantalla es real? ¿Lo que pasa en la vida es real? Se acaba uno preguntado mientras leemos Punto cero, novela de Pepe Rojo. En ella cuatro personajes, con sus vidas entrelazadas, comienzan a sufrir experiencias límite que los llevarán a un final, que como mínimo, le podríamos llamar aterrador.             En la historia Ray, trama principal del libro, nos encontramos a un recién mudado muchacho que se entera en el noticiero que ha sido secuestrado por un comando. Las imágenes en la televisión son claras y no pueden ser negadas: la realidad de la pantalla es irrefutable. El único problema es que el secuestrado está viéndolas en “plena libertad”. Ahí comienza un largo peregrinar, en el que se da cuenta que lo ocurre en los medios le afecta sobremanera a él y a sus amigos.             La novela juega con varios géneros empezando con la narrativa cut and past inaugurada por William Burroughs, el terror, el relato psicológico y la ciencia ficción dura a la manera

Paria Z

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Esta segunda oleada de zombis, ya en franca picada, ha tenido la característica de ser multiplataforma. En la primera oleada, el cine había sido el principal promotor de los no-muertos y para muestra el aluvión de películas italianas que explotaron el subgénero. Ahora el concepto se ha ampliado con tal de satisfacer el hambre zombi del público, así que tenemos cintas como “28 Días Después”, comics como “The Last Zombie”, juegos de video como “Resident Evil” e infinidad de novelas.         Muchos de los productos aparecidos con esta moda han pecado de vacuos y desechables. Novelas hechas al vapor y publicadas con premura para evitar que la moda   se fuera y acabaran embodegando miles de libros. Uno de esos garbanzos de a libra es “Paria Z”, escrita por Bob Fingerman quién nos entrega una historia alejada del gore fácil y de la lógica de videojuego que tanto han explotado. La historia se desarrolla en un bloque de departamentos en la parte más exclusiva de Manhattan, el Upper e