Faraónico Bluray

Luego de que los productores cinematográficos huyeron de los mafiosos neoyorquinos y se fueran a fundar su propio imperio a los desolados valles de california, Hollywood pronto vio venir su bonanza. Los grandes estudios se consolidaron y una clase, casi celestial, se vio caminar por las calles de Los Angeles. El dinero bullía por lo que se dilapidaba el dinero, por ejemplo, en construir escenarios que luego se quemaban o le pagaban una suite de lujo a un perro; como sucedió con el primer Rintintin.

Aquel despilfarro pronto cobró la factura; con la llegada de la televisión los estudios vieron disminuidos sus ingresos y varios cayeron en la bancarrota. La Fox quiso salir de una racha negativa y pensó que lo mejor para capitalizarse era hacer el remake de una película de éxito. Sin embargo, desde un principio comenzaron los problemas.

Pensaron que Cleopatra, filmada en los treintas por el recordado Cecil B. DeMille, sería el producto idóneo para hacerse de fondos. Con un total desatino contrataron al chambista y conflictivo director Rouben Mamoulian; que ya había sido despedido en dos ocasiones en otras producciones (y curiosamente, reemplazado por Otto Preminger). Mamoulian hizo de las suyas: primero discutió lo más que pudo para imponer a la actriz negra Dorothy Dandridge (quien moriría al poco tiempo) para el papel principal, pero el estudio acabó contratando a Elizabeth Taylor; a la postre, una decisión acertada.

El inicio del rodaje ya fue conflictivo, pero nadie se imaginaba que después se volvería peor. Mamoulian comenzó con un presupuesto de dos millones de dólares de entonces y acabo gastando cinco en un material que tuvo que ser desechado ya que por los retrasos los actores masculinos, Peter Finch y Stephen Boyd, se fueron a otras producciones.

El estudio, harto de los desplantes, el despilfarro y necedades del armenio, lo despidió y acabó contratando a Joseph L. Mankiewicz, quien llevaba una muy buena racha de nominaciones y premios en los óscares. Su exitoso Julio Cesar, con Marlon Brando, fue lo que convenció a la Fox de llamarlo.

Elizabeth Taylor, la diva del momento, había logrado un salario record de un millón de dólares para participar en la película; lo más alto ganado hasta ese entonces por una mujer. Record que se mantuvo hasta hace unos años. El sueldo de Taylor se elevó hasta los 7 millones, ya que su contrato incluía una cláusula en donde cobraba 50,000 dólares por cada semana adicional.

Con la llegada del experimentado Mankiewicz se incorporaron al rodaje Richard Burton y Rex Harrison. Todo parecía ir bien hasta que Elizabeth Taylor se enfermó, al grado de tener que realizarle una traqueotromía en el plató. Debido a esto, la filmación en Inglaterra se canceló. La prensa ya hablaba del complicado rodaje, de la supuesta maldición de Cleopatra o del propio DeMille y claro, del romance de Taylor y Burton. Con ese hándicap, la Fox decidió recomenzar el rodaje dándole libertad creativa a Mankiewicz y empezando prácticamente de cero en Roma.

El director reescribió el guión y comenzó lo que sería una de las más grandes y complicadas filmaciones de la historia. Hollywood, embelesado con lo apoteósico y pantagruélico vio construir los decorados de John DeCuir sin escatimar un solo dólar, a pesar de que ya habían sido hechos en Londres, o los vestidos de Taylor, tejidos en oro.

Desde un principio el estudio y el director tuvieron visones diferentes. Mankiewicz vio en Cleopatra la gran película que lo consagraría y no una simple cinta para recibir ganancias rápidas. El director comenzó a rodar sin parar con altos estándares. Solo la escena de entrada, donde un viejo Julio Cesar ve un campo de esclavos, llevo varios días; pero fueron casi 6 meses la escena donde parece por primera vez Cleopatra, ya que el fotógrafo, un detallista Leon Shamroy, esperaba la luz perfecta.

Catorce meses después Cleopatra estaba terminada, en medio de las presiones presupuestarias y de miles de historias en la prensa. El director, al ver la cantidad de material filmado pensó en dividirla en dos partes de tres horas cada una. El estudio emitió un rotundo no. Enojados, los productores, corrieron a Joseph L. Mankiewicz, para contratarlo poco después ya que no podían lograr un montaje coherente.

A fin de cuentas, la cinta, acabo con la friolera de casi cuatro horas de duración, a pesar de las quejas del director, que veía mutilada su gran obra. Más tarde sería recortada a tres, para que pudiera tener mejor distribución comercial. La crítica se ensañó con ella, pero tuvo un gran éxito de público, a pesar de la duración. Aunque no pudo recuperar rápidamente los 44 millones que costó.

Ahora, a casi 50 años de su estreno, tenemos la oportunidad de verla en Bluray y en todo su esplendor. Y no solamente en cinemascope, como fue filmada de origen, sino con extras. Será increíble poder recorrer aquel Egipto antiguo y ver de cerca los ojos violetas de Elizabeth Taylor.

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