VHS ¡Larga vida a John Carpenter!
En los sesenta,
Carpenter utilizaba bigote espeso y una larga cabellera, vestía pantalones
acampanados y chamarras de cuero a la rodilla. Se veía alegre y feliz con su
primera esposa, Debra Hill, coproductora de algunos de sus éxitos. Luego se
casó con una de sus actrices, Adrienne Barbeau, quien fuera la protagonista de
The Fog y la voz de Gatúbela en Batman: The Animated Series y The New Batman
Adventures.
Carpenter siempre ha sido un héroe solitario, un hombre de
convicciones fuertes, un director de cine en toda la extensión de la palabra y
un gran creador. Uno que con pocos recursos ha realizado grandes películas.
Carpenter es un genio, un hombre que ha impreso su muy particular forma de ver
el mundo en todo lo que hace pese a hacer muchas veces trabajos por encargo. Es
el más grande ejemplo de cómo uno pude hacer productos comerciales exitosos con
una gran carga de cine de autor.
Halloween
de 1978 es en realidad el encargo del productor de Irwin Yablan que le pidió
hacer una película de un asesino de niñeras y que estuviera ambientada en
Halloween. Carpenter, para abaratar costos, la produjo, escribió, dirigió y
musicalizó. El resto del crew eran amigos suyos. La cinta fue durante décadas
la película de bajo presupuesto con más ganancias en del mundo.
Estudió en la UCLA y sus maestros
eran, entre otros, Orson Wells y Howard Hawks. Y tal vez sea de Hawks de quién
más aprendió. Sus películas, aunque de terror o futuristas siempre son
westerns, con héroes de westerns y donde el hombre solitario acaba por vencer
al mal.
En octubre y noviembre yo siempre le
brindo un humilde homenaje solitario a su persona. Hago un recorrido por su
filmografía selecta. Compro cervezas, preparo tacos y me siento a ver sus
películas. Pongo Halloween y sigo paso por paso el regreso de Michael Mayer;
disfruto el escape de Snake Plissken de Nueva york; gozo con La cosa de otro mundo
mientras Kurt Russell sufre; veo la imitación de John Wayne del mismo Russell
en Masacre en el barrio Chino y enloquezco con el cabrón de Sam Neill en esa
joya poco valorada llamada En la boca de la locura.
¡Larga vida
a John Carpenter!
Columna aparecida en Playboy MéxicoOctbre 2015
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