Los cinco mejores libros del 2012
Todos hacen sus listas de lo mejor
del año. En mi caso es lo que a mi parecer es lo mejor de lo que he leído durante este
año. A fin de cuentas hacer una lista de “lo mejor de…” me parece tan totalmente subjetivo
y inútil como enlistar las 13 mejores escenas de terror de los noventa o los 10
mejores balazos en la historia del western. Mi lista se reduce a los libros
editados en México y que por diferentes razones he podido tener acceso a ellos. Sea pues, acá
mi lista y las breves razones por las cuales están incluidos los títulos:
5.-Chinola Kid de Hilario Peña. Pocos
escritores en México abandonan la solemnidad de la literatura mexicana que debe
hablar siempre de “los grandes temas” y forjar frases que puedan ser repetidas
por otros de sus colegas. Peña desde “Malasuerte en Tijuana” aceptó el reto de
recurrir a los géneros y otorgarles suficiente calidad como para servir como
literatura de disfrute y como relato de costumbres de una sociedad hundida en
el narco. Chinola Kid tiene ese aire
de western al estilo Libro Vaquero
(la portada es un guiño evidente) pero también es un homenaje a las películas
de mexplotacion de los Almada.
3.- El Hijo de Mister Playa de Mónica
Maristain. Este libro es un esfuerzo periodístico por acercarnos a un Roberto
Bolaño alejado del culto que se ha creado alrededor de su persona y que se
acrecentó con su deceso. Maristain, veterana periodista argentina afincada en
México, nos brinda una visión total del personaje llamado Bolaño, con sus
ocurrencias, sus chistes, su tabaquismo y sus poses gamberras. Incluye
entrevistas o declaraciones tanto de amigos como de personas que simpatizan
poco con la obra del chileno. Por las páginas del libro se puede escuchar lo
mismo a Rodrigo Fresán que con su acostumbrado desenfado nos cuenta la terrible
paella que cocinaba Bolaño, a una muy enojada Isabel allende, con la que llevó
una amarga relación ya que la llamó “simple escribidora”.
2.-El Sinaloa de Guillermo Rubio. La
historia es sencilla. Un sicario que trabaja de policía federal es contratado por
un cartel en Monterrey para vengar una afrenta. Es principio de los dosmiles y
los zetas apenas van avanzando por el territorio. Todavía la lucha entre los narcos
rurales y los militarizados Z todavía no ha cobrado tantas víctimas. El aporte
de Rubio no es una prosa preciosista pero si efectiva; lo que verdaderamente
diferencia su literatura del resto de la llamada narconovela es que conoce de primera
mano los usos y costumbres de “la maña” lo que da un punto de verosimilitud y
cinismo que aunado a su humor gandalla lo hermana con gente como Edward Bunker,
Chester Himes o Jörg Fauser. La portada, claro, es pésima.
1.-La Torre y el Jardín de Alberto Chimal. Si hay un escritor fiel a sí mismo, que
trabaje sin parar, que se tome muy en serio su trabajo sin la solemnidad de
otros es Alberto Chimal. En su más reciente novela crea una historia
desconcertante que abreva lo mismo de la ciencia ficción, del cuento fantástico
latinoamericano y de sus propias obsesiones. Chimal se las arregla para contar
la historia de un particular burdel en el que el plato principal son los
animales y la caprichosa construcción en la que está enclavada. Contar la
anécdota no serviría de nada porque la sensación que produce al ir avanzando en
sus muchas páginas es simplemente indescriptible.
Bonus: Arte & Basura de Mario Santiago
Papasquiaro y Luis Felipe Fabre. No hay mejor manera de acabar con un mito
privado que apropiarse de él y hacerlo público. Con esta recopilación ideada
por Fabre y diseñada por Alejandro Magallanes se da fin a la casi privatización
de un poeta que rehuía de toda clasificación y que al paso de los años se fue
volviendo más inasible. Recomendado tanto para los que no lo conocen que para
los que sí lo conocen.
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