El Apocalipsis que ya fue
Herederos
de los literatos rusos, los narradores norteamericanos han refinado el arte de
la antología al grado que muchas de ellas son referencia obligada para
encontrar joyas literarias. No existirían escritores como Raymond Chandler,
Isaac Asimov, George R.R. Martin, Ray Bradbury o Ramsey Campbell sin las
revistas o recopilaciones de short stories quienes les abrieron sus puertas,
les pagaron algunas deudas y los dieron a conocer. Parte medular de estas
antologías son los editores que deciden qué entra o no en cada una de esas
publicaciones.
Uno de ellos es John Joseph Adams,
editor y crítico, quien se ha convertido en una de las personas más influyentes
dentro de los subgéneros en Estados Unidos y por ende en todo el mundo. Muchas
de sus antologías han sido referencia obligada y éxitos de venta; por ejemplo
“Living Dead” 1 y 2 marcaron un antes y un después en la narrativa de estos
seres. En la antología que nos concierne, “Paisajes del Apocalipsis, antología
de relatos sobre el final de los tiempos”, editada en español por Valdemar,
reunió a un grupo de escritores para que contaran cómo sería el final de los
tiempos desde distintos ángulos. El resultado es desigual, como en toda
recopilación de este tipo, pero rico en muchos aspectos.
La fallecida Octavia E. Butler
plantea un futuro en decadencia cuando la humanidad ya no pude hacerse entender
por medio del lenguaje. La gente va perdiendo poco a poco la posibilidad de
articular palabras (o de leerlas) y eso produce malentendidos y violencia. Sin
embargo, todavía queda la esperanza que alguien no esté infectado. Orson Scott
Card, el creador de la Saga de Ender, nos cuenta la planeación de un robo por
parte de un hombre que acepta ese mundo destruido en el que nació con
resignación. Este es el primer cuento en el que habla abiertamente de su
religión, la mormona, para contarnos sobre su tierra sagrada y sus ritos.

Cada
cuento es la posibilidad de un final y la muestra de los puntos vulnerables del
ser humano.
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