El contador de historias, entrevista con Francisco Haghenbeck

Francisco Haghenbeck -Paco, para
sus muchos amigos- no podría dedicarse a otra cosa que no fuera escritor. Tiene
la pinta y el oficio, del cual muchos adolecen. Es lo que los norteamericanos
llaman un storyteller, un contador de historias. Lo ha hecho de muchas maneras:
como guionista de cómics lo mismo en la enorme DC comics, que en una edición de
autor ¡que él mismo dibujó!; pero principalmente como narrador de novela negra.
Dos obras suyas se han vuelto icónicas en nuestro país: Trago amargo y El caso
tequila, protagonizadas por su pintoresco detective alcohólico Sunny Pascal.
Haghenbeck es un conversador nato, un hombre amable y que tiene una visión
crítica del estado actual de la literatura mexicana. Su más reciente novela es
En el crimen nada es gratis, publicada por Ediciones B México.
-Vienes regresando de Buenos Aires,
¿cómo es la escena de la novela criminal en Argentina?
Mucho más robusta que en México.
En Argentina, como en España, es un género por sí mismo, cultivado por grandes
nombres durante años y fortalecido por un grupo de lectores fieles que gustan
de buenos libros. Es un grupo compacto, pero amplio de escritores noir, desde
consagrados hasta muy jóvenes. Pero todos venden relativamente bien. Lo que más
admiro fue la gran demanda que poseen esos libros para hacer adaptaciones al
cine, a diferencia de México, los directores son buenos consumidores de libros
y buscan una buena historia para plasmarla. De ahí el secreto de buenas cintas
como El secreto de tus ojos y la divertida Nueve reinas.
-¿Crees que algún día el noir
tenga la misma fuerza y el prestigio en México como lo tiene en España, Francia
o Argentina, por mencionar tres países?
Así lo espero, porque vivo de
eso. Creo que el gran secreto es tener una plantilla de escritores sólidos
sobre el tema. Se está logrando, con gente como Imanol Caneyada, Hilario Peña,
Elmer Mendoza, entre otros. Pero los otros escriben un libro noir o policíaco
como pretexto, pero en verdad desean hacer “alta literatura”. Mientras existan
esos travestis literarios lo veo difícil, pues al lector no se le engaña. Sabrá
que el libro no es un policíaco como tal, y que tendrá ínfulas de la
“intelectualcracia” mexicana. También, por otro lado, están escritores como yo
o Bef, que amamos este género, pero hacemos otras obras, sin quitar nunca el
pie del renglón. Sólo con una audiencia sólida, con lectores fieles, se logrará
un panorama positivo.
-¿Cómo ha sido el recibimiento de
La primavera del mal en los lugares donde lo han publicado?
Sólo ha sido publicada en México,
España y Argentina. De Argentina recibí buenas señales, esperando que el tema y
estilo enamore a nuevos lectores. España está pasando por una situación difícil
a nivel editorial, aunque la crítica fue muy buena con el libro, no espero
grandes resultados. Me hubiera interesado ver más reacciones en Estados Unidos,
pero seguimos buscando un editor.
-Eres imparable, Paco. ¿Cómo
haces para dedicarte a tantas cosas: cómics, novelas, libros para niños…?
Amo escribir. Es el mejor trabajo
del mundo. Mi vida es tan, pero tan aburrida, que los mundos literarios creo
que le dan picor a ésta. Soy realmente un nerd encerrado sin ínfulas de genio
de literatura o posible mejor secreto guardado de la “intelectualcracia”
mexicana. Me gustan los libros, me gusta escribirlos, pero sobre todo me gusta
leerlos. Mientras alguien los siga leyendo, yo seré feliz.
-Corre el rumor de que Trago
Amargo podría ser filmada.
Sí, es un hecho. Y cada vez más
cercano. Lo habíamos mantenido en secreto hasta que el director lo anunciara,
pero ahora parece que va a cuarta velocidad y corriendo a todo lo que da. Ya se
posee un productor americano, de mucho renombre. Al igual que algunos
productores importantes. No tardará el director Sebastián del Amo en buscar el
casting correcto. De entrada, parece que Sunny Pascal caerá en manos de la
nueva estrella de Cantinflas, Jaenada.
-Tu más reciente novela, En el
crimen nada es gratis es una locura: hay un chango a tope de cocaína, mafia
rusa, chicana, negra y un comediante en medio. ¿Es el nuevo tono que tomas?
Al contrario, es el viejo tono.
Es una historia antiquísima. Creo que fue la primera que al leerla, me dije:
okey, este tono me gusta. Creo que puedes ser escritor. Pero en ese entonces
era un guión de comic para Vértigo que nunca se concretó, con arte del gran
Raúl Treviño. Por años esa historia rondó en mi cabeza, lo que más me gustaba
era que era narrada a manera de Stand Up Comedy, un monólogo donde el narrador
podía romper el cuarto muro y hablar de tú al lector. En ese entonces, finales
de los 90, principios del siglo, venía muy influenciado por Guy Ritchie, creo
que aun se sigue sintiendo ese tono. Por mucho, creo es mi obra más divertida.
Podría ser una gran película.
-Es totalmente cinematográfica,
absurda y divertida. La ciudad me recordó a la que aparece en un juego viejo de
Capcom, “Final Fight”. Es un sitio con metro, con pandillas y sus bajos fondos
y se asemeja a Nueva York, Los Ángeles o cualquier ciudad ficticia medio
americana. ¿Los críticos entenderán el chiste?
¡Uf! No tengo idea que entiendan
o no, inclusive no sé si a mis lectores comunes les guste. Es un vuelco en tono
y temática, pero era necesaria después de darle tres años de mi vida a La
Primavera del Mal. Realmente es un libro con el que me di gusto a mí mismo,
algo parecido a lo que hice con El diablo me obligó. Creo que es lo más similar
al tono. Al principio, recibí criticas por El Diablo, pero al final gané el
premio Nocte de la asociación de escritores de terror de España para mejor
novela extranjera. Algo hice bien a fin de cuentas.
-¿Qué proyectos tienes ya en
puerta?
En marzo, o meses después,
seguirá mi otra novela “grande”. Mucho más en la línea y tono de La Primavera
del mal. Es igual que ésta, un noir, aunque es más policíaca, pero posee mucho
de novela de guerra, un género olvidado en México, por la sencilla razón que no
tenemos guerras (al menos no con otros países). Se llama Querubines en el
infierno y es la historia de un grupo de jóvenes pachucos en Los Ángeles en
1943 que sufren el ataque racista más descarado en Norteamérica. Los Zoot Suit
Riots son envueltos para enrolarse en la guerra, en especial en el famoso
Batallón 141, Unidad E del 36, los TPatch, un grupo compuestos sólo por mexicanos,
conocidos como “los soldados de a huevo”. Ellos desembarcaron en Salerno y
fueron carne de cañón en la infamia del Río Rápido en Italia. Los soldados
latinos en la Segunda Guerra es un tema que me gustaba contar, pues poseía dos
frentes: los soldados y las cientos de miles de mujeres que construyeron los
aviones para ganar la guerra, la Rositas, las ribeteadoras, como eran
conocidas. Posee una gran investigación detrás.
Por otro lado, en septiembre
saldrá mi primer libro juvenil, en la línea de los libros como Juegos del
Hambre, Crepúsculo, etc. Se llama La Doncella de la Sal y sucede en la guerra
de los 30 años en Austria desde el punto de vista de una joven virgen que es
escogida para capturar a un unicornio, siendo acechada por el Golem, vampiros y
seres oscuros. Muy entretenida, pero con mucha historia.
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