Un grupo de artistas que radicamos en Tlaxcala decidimos leerle poesía a los incautos transeúntes de la capital. Buscaremos víctimas en restaurantes, cafés, centros comerciales, zapaterías. Queremos la plaza.
"Borges decía que Poe había engendrado un nuevo tipo de lector, alguien que llega al Quijote y lee 'En un lugar de la Mancha' y empieza a sospechar, empieza el juego de suposiciones... Y que luego lee 'de cuyo nombre no quiero acordarme' e inmediatamente se pregunta: ¿Por qué no quiere acordarse el narrador de este lugar? ¿Me está intentando engañar? ¡Sin duda este narrador es el culpable o el asesino!" Camilo Hernández a Ricardo Piglia. Para entender la forma en que Piglia escribe policial debemos entender las dos vertientes en las que se mueve, en los dos escritores en los que regala sus afectos. Uno de ellos es Jorge Luis Borges, desde luego, figura señera, padre omnipresente de la literatura argentina, y por eso mismo tótem al cual se ama y se odia por igual. Piglia siempre ha demostrado una afinidad muy clara por él. En entrevistas, artículos y cuentos muestra su respeto y gusto por el creador de “El libro de arena”, pero también se ha desmarcado...
—¿De dónde vienen? —preguntó Reordon. —De todas partes —replicó Carmack. Ambos hombres permanecían junto a la carretera de la costa, y, hasta donde alcanzaban sus miradas, no podían ver más que coches. Miles de automóviles se encontraban embotellados, costado contra costado y paragolpe contra paragolpe. La carretera formaba una sólida masa con ellos. —Ahí vienen unos cuantos más —señaló Carmack. Los dos policías miraron a la multitud que caminaba hacia la playa. Muchos charlaban y reían. Algunos permanecían silenciosos y serios. Pero todos iban hacia la playa. —No lo comprendo —dijo Reordon, meneando la cabeza. En aquella semana debía de ser la centésima vez que hacía el mismo comentario—. No puedo comprenderlo. Carmack se encogió de hombros. —No pienses en ello. Ocurre. Eso es todo. —¡Pero es una locura! —Sí, pero ahí van —replicó Carmack. Mientras los dos policías observaban, el gentío atravesó las grises arenas de la playa y comenzó a adentrarse en las agua...
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