No me gusta el Blu ray

Con la llegada de los formatos
digitales y el abaratamiento del costo de las pantallas la gente comenzó a dejar
escondidos en un anaquel sus DVDs; las cintas Beta y VHS ya habían alimentado muchos
bazares y botes de basura. La idea es que el Blu ray, un disco de doble
densidad en la que caben infinidad de datos, vendría a sentar sus reales para
opacar todo formato antiguo. Es tal su capacidad que pueden contener cuatro
películas con una gran calidad. Esta característica conlleva un problema, con
qué llenarlos. Lo que hace que incluyan cientos de subtítulos en idiomas que a
nosotros no nos interesan (turco, chino, chino simplificado, thailandes, entre
otros), que pongan extras que son una verdadera lástima (el spot televisivo que
es el mismo que el tráiler de cine), incluyan la cinta en formato de descarga y
eleven “la calidad” del filme muchas veces deformándolo.
Hace poco pude ver El acorazado Potemkin en este formato y
era otra película. Habían limpiado la imagen y quitado todas las
“imperfecciones”, imperfecciones que la hacían ver más grandiosa, más sucia,
más humana. No es lo mismo el grito de un marinero bigotón con el grano
reventado a la pulcritud de los formatos digitales. Con Natural Born Killers pasaba lo mismo. Las secuencias en cámara
lenta dejaban mal parados los efectos de ese tiempo. Es como cuando a alguien
se le ocurrió la grandiosa idea de colorear las películas clásicas, las cuales
fueron un rotundo fracaso. Aunque hay que admitirlo, las cintas de Ridley Scott
ganan mucho en el nuevo formato.
A mí no me interesa el realismo, el cine es
cine. Si quisiera ver realismo saldría a la calle y viviría. Al cine voy a que
me cuenten una historia y a sumergirme en ella. Por eso el cine no debe de
perderse en grandes efectos especiales y pasar a convertirse en un simple
divertimento de parque diversiones (remember Transformers). El cine es principalmente imagen e historia. Si
apostamos todo a la calidad de la imagen estaremos dejando dinero en el caballo
perdedor. Lo imperfecto también es hermoso.
Columna aparecida en Playboy México.
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